El déficit de los presupuestos del estado es uno de los mayores problemas actuales, puesto que condiciona las inversiones y el funcionamiento de los servicios públicos, también provoca el endeudamiento del estado y facilita la especulación en los mercados financieros internacionales sobre los títulos españoles de deuda; hasta el punto de que hasta el euro, la moneda común europea, se ve amenazada por la posibilidad de que España pueda dejar de pagar su deuda. Ante esta situación la respuesta de los economistas oficiales y del gobierno europeo ha sido apretar las tuercas a los estados, Grecia, Irlanda, Portugal, España, para que reduzcan sus gastos presupuestarios y aumenten los impuestos (IVA) y privaticen lo que puedan. Y así lo estamos viendo y sufriendo, hasta en el caso de las pensiones, que parecía un asunto intocable. Sin embargo hay un silencio clamoroso sobre el dinero que las grandes fortunas y empresas evaden de los impuestos españoles y que ocultan en paraísos fiscales que aunque al comienzo de la crisis dijeron que iban a controlar, ahora ha desaparecido de las agendas internacionales, ya no se habla de ellos y sí de ligar los salarios a la productividad y no al IPC, por poner un tema de ejemplo.
Además tampoco se afronta la actividad económica que escapa al pago de impuestos dentro de España, esto es, la denominada economía sumergida, que en los tiempos de bonanza no dejó de crecer y ahora mucho más, hasta el punto de que incluso las autoridades del Ministerio de Economía han reconocido que es un cuarto de la economía real, vamos, una barbaridad de dinero que es evade y que serviría para no haber reducido las pensiones, entre otras muchas cosas. Sin embargo no se actúa contra ese fraude y hasta las asociaciones de inspectores de hacienda han denunciado su falta de medios y la necesidad de aumentar la plantilla.
Otro aspecto clave es que las grandes empresas que deberían cotizar un 30% de sus beneficios en la práctica pagan un 10% debido a las exenciones, ocultamientos y todo tipo de estratagemas de ingeniería financiera. Al final siempre paga quien no puede escapar, las rentas del trabajo, es decir quienes tienen una nómina y la pequeña y mediana empresa, no hay igualdad de trato fiscal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario