La reciente reforma del sistema de pensiones ha significado un retroceso enorme en los derechos sociales de la población, retrasar la edad de jubilación de 65 a 67 años, aumentar el periodo de cotización para calcular la pensión de 15 años a 25 e incrementar de 35 a 37 los años de cotización para jubilarse con el 100% de la pensión significa ni más ni menos que la mayoría de la población no va a cobrar nunca el 100% de la población y que van a recibir mucho menos de lo establecido hasta ahora. Estas medidas son una invitación a contratar planes de pensiones privados para completar las pensiones, un buen negocio para las entidades financieras servido por el gobierno del PSOE. El argumento oficial para esta tremenda reforma es el aumento de la esperanza de vida, pero la realidad es que se ha hecho para calmar a los mercados financieros internacionales que estaban presionando sobre la deuda española como lo prueba que ningún partido político tenía la reforma de las pensiones en su programa electoral, al contrario, todos hablaban de la solidez del sistema y de la necesidad del consenso para hacer cualquier cambio sustancial. Al final se ha reformado el sistema de pensiones sin que los españoles estén de acuerdo, como han demostrado las encuestas realizadas por diversos medios.
Por otra parte, al tiempo que se retrasa la edad de jubilación el desempleo juvenil no para de crecer, ha superado el 40% de esa población, no tiene ningún sentido que obliguemos a los mayores a jubilarse a los 67 años y que tengamos jóvenes con treintaytantos años y titulaciones universitarias viviendo con sus padres y accediendo a trabajos temporales mal pagados.
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